viernes, 1 de agosto de 2008

UN MOMETO Y UN LUGAR

Eran las 10 de la noche y Sofía decidió dejar la cruel tranquilidad de su hogar para salir a caminar, necesitaba reflexionar acerca de su vida. Era una joven viuda de 35 años y sus hijos crecían, tenía gran temor a quedarse sola. Camino por largo rato por la calle principal, las luces de neón cambiantes de un bar despertaron en ella los deseos de tomar un copa, algo que nunca había hecho sola.

El frío de la noche la llevo hacia ese lugar, tal vez tomar un trago y escuchar algo de música podría despejar un poco su mente. Al entrar al bar la asechaban algunas miradas de las personas que estaban allí dentro, parecía asustada, era una extraña en aquel lugar. Nerviosa se sentó en la barra del bar, justo frente al mesero y con una voz tímida pide una cerveza.

Pasaron 5 minutos para que el joven que atendía le pasara su bebida. Mientras que su tacón derecho golpeaba la madera de aquella barra, haciendo un llamado a las miradas que atendían sus inquietas piernas, sus ojos se distraen observando las actividades que realizaba aquel apuesto hombre, ya intimidado ante la presencia perturbante de aquella mujer. De repente el silencio se rompe con el estallido de una botella que se deja caer de las manos del mesero. Sofia deja ver una satírica sonrisa en su rostro y él le responde con otra nerviosa. La situación se vuelve cómplice para que el joven se decida a averiguar por la presencia de la mujer en aquel bar. Utilizando una frase que quizás podría ser obligada pero que no dejaba de ser habitual el le dice: - ¿Que hace una mujer tan bella en un lugar como éstos?. El anonimato estalla en preguntas y respuestas llevándolos a una amena conversación donde los dos parecían sentirse muy a gusto. El tiempo pasaba mientras se sorprenden cada vez más de las cosas que tienen en común, sin embargo, nunca hablaron de su situación sentimental.


Su nombre era Fabio, un joven clase media que decidió preguntar por algo que parece ser obligado en un hombre, la vida sentimental de Sofia. Ella se sintió intimidada y la cerveza que aun estaba media se acabo de un solo sorbo, se sintió atorada, nunca creyó que aquel comentario llegaría a afectar esa bonita charla. Fabio no insistió en su pregunta y decidió cambiar el tema, pero Sofia que quería aceptar la realidad y olvidar aquel pasado que no la dejaba iniciar una nueva vida, decidió contar que era viuda y que tenia dos hijos a los cuales amaba. La mujer sentía que el amor de sus hijos no era el suficiente y que muchas veces quizo intentar un romance con alguna persona, pero el recuerdo de su exesposo no se lo permitía.

Eran casi las 12 de la noche, el bar estaba a punto de cerrar, ellos seguían conversando pero Sofía no se animaba a devolver la pregunta y tampoco esta interesada en hacerlo. Ella con el calor de una copas en su cabeza se arriesgo a preguntar como una persona que llega a conocer tanta gente puede encontrarse sola. Una voz muy dulce se escuchaba muy cerca saludando a alguien, era Catalina, la prometida de Fabio, llegaba a recogerlo casi todas las noches.

Fabio respondió con un incomodo - ¡hola amor!- y un beso en su boca, la situación era muy inquietantante para Sofia y ante tanta tensión ella decide pedir la cuenta. El la mira a los ojos y se siente impotente al saber que ella se iba, el pasa una factura en la cartera de cobro, el valor de la cuenta eran de 40.000 mil pesos, ella coloco un billete de 50.000 mil y su numero telefónico anotado en un papel, sonríe y se despide.


Fabio discretamente guarda el papel bajo la caja registradora y sale del bar con su novia Catalina hacia su apartamento.

Ya habían pasado dos días después de aquella noche, y Fabio se preguntaba si algún día podria volver a ver aquella interesante mujer. El no podía dejar pasar tanto tiempo sin verla, saca el papel arrugado y húmedo que esta bajo la caja y decide llamarla.

La llamada deja a Sofia muy desconcertada, ella no imagino que esto pasaría, pensó en que esas cosas solo suceden una noche y quedan abandonadas en la ambiguedad de los recuerdos, sin embargo, sintió que tenia que arriesgarse y decide aceptar versen de nuevo en el bar.

Desde esa noche Fabio y Sofia solían arreglárselas para estar juntos, él trataba de evadir a su novia para cumplir las citas y ella se dedicaba a tener las cosas controladas en el hogar alejando a sus hijos de su emosionante secreto.

La relación comienza hacerse cada vez mas intensa. Ellos comienzan a verse regularmente dentro y fuera del bar. Había días en que Sofía llegaba sin aviso, pero a Fabio no le importaba. La picardía de él y la experiencia de ella lograban que Catalina ignorara por completo esta situación.

Un domingo en la noche, después de haber abandonado juntos un motel de la ciudad, la pareja se despide y cada uno para un taxi hacia su casa. Fabio llega al apartamento, se desviste y suena el timbre, era su novia que llegaba de sorpresa en compañía de una botella de vino para compartir una noche con la persona que ella amaba. Él la recibe como si nada hubiese pasado, hacen el amor y después Fabio decide tomar una ducha. Suena el celular, es un mensaje de texto la curiosidad de Catalina no da espera y decide violar la privacidad de su novio. Era un mensaje en el que Sofia agradecía los buenos momentos que hasta el momento habían pasado, incluso lo compartido esa misma noche.

Catalina parece enloquecer, se viste y sale del apartamento sin hacer reclamo. Fueron dos días en los que Catalina no daba señales de existencia, se hallaba inmersa en el alcohol para ahogar la pena que le había causado la burla de su novio.

Poco tiempo después Sofia visita el bar y Fabio le comenta lo que había sucedido, él quedo muy consternado por que no sabia nada de su novia, por otro lado, Catalina muy embriagada decide por fin visitar a Fabio para a reclamarle por lo sucedido.

El reloj marcaban las doce, el bar tenia que cerrarse, Catalina embrutecida en su auto acelera a fondo, no sabia lo que hacia. Fabio y Sofia salen del bar, cruzan la calle, las llantas de un auto refregadas en el asfalto lloran una tragedia y un fuerte golpe se deja sentir, los amantes son violentamente atropellados por la desaparición de Catalina.


No había nada que hacer, Fabio había muerto instantáneamente, Sofía fue llevada a un hospital donde la dictaminaron una cruel parálisis en sus piernas. Había quedado sometida de por vida a una silla de ruedas. Por su parte Catalina, una inocente culpable, tenia que pagar injustamente por algo que pareciera ser justo a los ojos de los demás, pero que también tenia un precio. Eran varios años en la cárcel los que tenía que pasar.
No se sabe cual es el culpable, quizás fue el deseo que se ensaño con tres personas que tenían una historia diferente, deseos distintos, pero un destino común que les daño sus vidas para siempre.






FIN.

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