viernes, 6 de febrero de 2009

LECTURA Y ESCRITURA, FACULTADES PARA LA EMANCIPACIÓN DEL HOMBRE

Octubre 25 de 2007
Existen diversas formas de comunicar, y cuando se está frente a esa posibilidad, se encuentran la lectura y la escritura como aquellas alternativas que permiten hacer un viaje constructivo para enriquecer el pensamiento. Estos dos conceptos, se complementan en la práctica, enriquecen entre sí al individuo y lo ayudan a ampliar la visión que tiene sobre el mundo. De aquí, surge la importancia de hacer uso correcto de estas herramientas y de las estructuras que las componen, para iniciar un proceso de entendimiento y reflexión donde se amplía la imaginación, haciendo uso de aquellas habilidades mentales que aún no han sido exploradas, no porque sea una tarea imposible, sino por aquella incapacidad que posee el hombre para valerse de su propio entendimiento[1].

El individuo es preso de una normalidad que no le permite descubrirse a sí mismo. Esta forma de ser lo encierra en un círculo vicioso, donde las malas costumbres del entorno social, pueden ser la mayor causa de su despersonalización, convirtiéndolo en un sujeto más de las vivencias cotidianas. Es por ésta razón que el concepto de valoración es visto como la clave de apertura al entendimiento, porque es participativo e incluyente, sin embargo, no debe ser confundido con un cierto tipo de adaptación a la que se ven sometidas las personas. Aún así, parece que es difícil percatarse de la solución que se ofrece a esta problemática, la cual radica en una práctica que ha enriquecido al hombre desde siglos atrás; esta práctica es la lectura.

La lectura es vista como aquel boleto que invita a dar un paseo por ese infinito mundo del conocimiento, alejando los malos hábitos de las mentes inmersas en el caos de la sociedad y permitiendo ampliar las perspectivas de aquello que se creía idealizado. El ser humano no ha logrado superar el miedo que le causa el descubrir nuevos mundos, y peor aún, darse cuenta de qué tan ignorante puede llegar a ser; ésta puede ser la razón por la cual libros con gran riqueza informativa son devorados por las polillas, antes de siquiera haber sido ojeados, ahogando la posibilidad de ser desglosados, disfrutados y hasta reinventados.

Los textos tienen recluida una cantidad de información que el hombre no alcanza a imaginar. Estos métodos, formas y pensamientos que han tintado la historia a través del tiempo, han sido redactados para dar vida a las nuevas culturas contemporáneas, logrando avances científicos y permitiendo el desarrollo a gran escala de naciones que le han dado importancia a la implementación de procesos educativos, que formen una visión creativa y progresiva en la juventud, quien será la encargada de mantener dichos ideales.

Leer permite tener un cierto control sobre el mundo. Se constituye en un medio para la idealización, la transformación y el alcance de un fin determinado; pero más allá de esto, la lectura se convierte en sinónimo de liberación del pensamiento, la apertura a nuevas formas de interpretar la realidad, rompiendo las barreras de las imposiciones sociales. La lectura abre las puertas de la imaginación y permite que esos mundos soñados por los escritores entreguen sus secretos
[2]. Por esta razón, es necesario tener una actitud crítica frente a esas ideas que llegan a la mente, para poder interactuar con ellas y de ésta forma, enriquecer los razonamientos propios del ser.

Hacer un buen uso de la lectura conlleva a la eficacia en el manejo de la escritura, y más que ésto, sentir como responsabilidad personal, la fuerza y la convicción de lo que se quiere dar a entender.

La letra ha dejado una marca en la historia, permitiendo grabar en el papel las ideas que han trascendido en las culturas e instruyendo las generaciones a partir de pensamientos establecidos. La escritura es memoria y acumulación de conocimiento. Esta práctica es generadora de creatividad, invita al escritor a trasformar la realidad en un mundo de ideas que deben ser contadas, con la capacidad de convertirse en imágenes para el lector.

Escribir es sinónimo de creacion, las palabras abandonan el pensamiento del escritor para convertirse en reproductoras del saber. Todo lo que se incorpora como lector, influye en lo que se produce como escritor, por ello, lo que se lee es tan importante como cuanto se lee. La lectura y la escritura poseen una relación inquebrantable; la lectura incentiva a la escritura, brinda las herramientas que se deben conocer para escribir, otorga perfeccionamiento y enseñanza; es un viaje entre imágenes idealizadas, una retrospección del pasado y la reinvención del futuro.

El hombre posee las alternativas para iniciar el cambio; una mirada expansiva hacia un futuro donde el conocimiento se convierte en el arma más efectiva para combatir la ignorancia y los malos hábitos a los que está acostumbrada la sociedad.

Leer y escribir son entonces, el camino hacia el cambio; un acto voluntario de identidad, una vida en la que los libros son luz y compañía en la cotidianidad del individuo, la apertura a nuevos procesos creativos, porque es visto que el papel y la palabra tienen más peso en la historia que los seres de carne y hueso.


[1] Emmanuel Kant, La ilustración, Europa, Siglo XVIII.
[2] Friedrich Wilhelm Nietzsche, Alemania 1844.

viernes, 1 de agosto de 2008

MI VENTANA SECRETA

Mi nombre es Morton. Me encontraba sentado en mi auto pensando en si entraba o no en aquel motel. Encendí mi carro y retrocedí. Cuando iba a dar vuelta acelere hacia afrente queriendo atravesar aquella habitación con el auto. Saco y entro en aquel cuarto. Era mi esposa. Se encontraba acostada con un tipo y yo sentía enfurecer. No pensé que me engañaría de esa manera. Casi enloquecido saque mi revolver y les apunte. Era una acción desesperada por que el arma no tenia balas, pero de haberlas tenido quizás les habría disparado.

Un día me encontraba acostado en mi sofá cama tratando de descansar, suena el timbre llamándome a la puerta. Es un hombre de sombrero negro, viene a reclamarme el hecho de que yo siendo un escritor reconocido le hubiera robado uno de sus cuentos. Veía aquel hombre de sombrero negro frente a mí y le aclaraba que no había hurtado ese cuento. El hombre dice que este asunto lo debemos arreglar solo el y yo, y que volvería a verme para que le aclarara y le probara que ese libro era de mi propia autoría. El hombre se marcha y me deja un borrador escrito a maquina del cuento que es exactamente al mío. Cierro la puerta y boto aquellas hojas sueltas a la basura. Vuelvo a mi sofá a descansar. Me dirijo a donde mi abogado y amigo para contarle lo que estaba sucediendo. El se decide a ayudarme y promete hacer una investigación privada.

Regreso a mi casa a descansar tratando de encontrar la forma de escribir mi nuevo libro. Ando por la casa, me acuesto en el suelo y me pongo a jugar con mi perro llamado Chico, el muy vil me deja tirado y se sale de la casa. Era una tarde, exhausto quedo profundo en el piso de mi sala. Me despierto, escucho unos ruidos, quizás creí escucharlos, me dirijo hacia fuera de la casa y veo algo encima de mi carro que esta tapado. Al descubrir el auto me doy cuenta que es mi perro muerto.


Aterrado me voy para donde mi abogado y le cuento lo que el hombre de sombrero negro le había hecho a mi perro. Muy nervioso le pido que por favor me ayude y decide irse para la casa mientras yo me dirijo a la casa de mi exesposa a encontrar la revista que le probaría aquel hombre que yo si había escrito aquel cuento por el que el me reclamaba. Cabe decir que después de aquella vez del motel, yo estoy separado y mi mujer ahora vive con su amante. Estaciono mi carro al frente de la casa de mi esposa. Ahí estaba ella con el mal nacido que me la había robado. Decido no entrar y me regreso a la casa.


Al llegar a mi casa encuentro a mi amigo allí. El me dice que toda esta en orden pero que si quiero el podría quedarse conmigo esa noche. Le digo que no hay necesidad y le pido que se vaya a su casa. El carro que se aleja y yo comienzo a escuchar ruidos en el segundo piso. Sabía que era el hombre del sombrero negro. Subo y empiezo a buscarlo por todas partes del cuarto y en el momento menos esperado aparece frente a mí. Me reclama por las pruebas que yo le había prometido y me dice que si no se las entrego yo pagaría por eso, y que después él se comunicaría conmigo. También me pide que no vaya a la policía, pues las cosas podrían complicarse aun más. El hombre desaparece y yo me voy a descansar.


El teléfono suena, yo no quería contestarlo por que me daba temor saber que fuera aquel hombre de nuevo. Suena, y suena sin parar y entonces me decido a levantar la bocina. Era Emy preocupada porque no contestaba el teléfono y me dice que habían prendido fuego ala que había sido nuestra casa. Al llegar al sitio donde quedaba mi casa me siento totalmente desconcertado y preocupado por lo que estaba pasando. La policía pide a Emy y a mí que los acompañe a la estación de policía para que diéramos testimonios de los hechos.

Yo y el tipo del sombrero, solíamos encontrarnos en un lugar contiguo a una carretera cerca de mi casa. Un día estaba hablando con el hombre del sombrero para tratar de resolver el problema de la usurpación del libro y un vecino que vivía cerca de mí pasó esa vez y me saludo, yo le respondí, pero no podía entender aquella situación.



Mi abogado y amigo no podía encontrar rastros de aquel hombre del sombrero negro, se sentía preocupado por la situación. Yo le dije que había una persona que podía comprobar la existencia de aquel tipo y que quizás esa persona podría ayudarnos. Mi abogado concreta una cita con mi vecino para poder indagar acerca de los hechos.

Pasaba el tiempo y yo no tenia noticias de mi abogado, era como si se lo hubiera tragado la tierra. Estando en mi casa recibo una supuesta llamada donde el hombre del sombrero me pone una cita cerca del lugar donde solíamos encontrarnos. Al llegar aquel lugar encuentro el auto de mi vecino estacionado y me aterra saber que es lo que estaba pasando. Agarro un palo del suelo y me acerco al auto, al abrirlo dentro del carro encuentro a mi vecino y mi abogado brutalmente asesinados con un hacha.


Pero estaba asustado. Lo estaba por que yo no lo hice, había sido el hombre del sombrero y yo no lo sabía. Estaba tan impresionado que caí desmallado. Al despertar aquel hombre del sombrero estaba ahí, recriminándome por todo lo que había provocado. Salí corriendo por que me sentía aterrorizado, aquel personaje que me causaba tantos problemas me dice que no huya por que las cosas serian peores, que debería arreglar el problema y no dejar rastro de los hechos. El hombre desaparece pero antes me deja claro que aun no le había mostrado aquella revista que comprobaría mi inocencia y me sacaría de aquel lió.

Entonces pongo a mi vecino frente al timón, provocando la cuartada en la que se pensaría que todo fue un accidente y los boto al acantilado que queda junto a la carretera. Desesperado, corro hacia el correo para cerciorarme que la revista ya ha sido enviada. Ahora me apresuraba a reclamar aquella revista para impresionarme por el hecho de no encontrar las hojas y de nuevo culpar aquel hombre del sombrero por la supuesta patraña que armaba contra mi.


Me devuelvo de nuevo para mi casa y al llegar allí mi locura parece llegar a tal punto que mi subconsciente no aguanta y comienzo a dudar de mis propios pensamientos y de las cosas que estaban ocurriendo. Entonces vuelvo a escuchar aquella voz que me acusaba por que la revista evidentemente no tenia las hojas que el necesitaba, esa voz seguía atormentándome pero no la podía ver. Miro en el espejo y me encuentro a mi mismo. Comienza una lucha entre el hombre del sombrero negro y mi propio yo, el escritor Morton. Entonces no hay marcha atrás, ese personaje soy yo mismo, fue creado por mi y se apodero de mí yo ya no podía controlarlo. Me convertí en él totalmente. Por fin pude tener conciencia de que había algo en mí que no podía explicar, pero del cual tampoco podía hacerme cargo.

Morton desaparece y en la casa solo estaba aquel hombre siniestro lleno de rabia y con sed de venganza. Escucho un nombre, pero no era el mío, Morton, Morton, repetían constantemente, pero ese otro yo quería vengarse. Ahora Emy mi exesposa esta frente a mi, pero en realidad no lo esta, yo no puedo reconocerla la veo como objeto de venganza frente a otro. La golpeo y la arrastro hacia la parte trasera de la casa donde se encuentra el jardín. Entonces escucho otra voz, era el imbécil de Ted queriendo salvar a Emy. Inocente viene hacia mí sin verme y lo golpeo cruelmente con mi pala. Ahora los dos son presa de aquel hombre de sombrero, ese otro yo que agarra la pala y los golpea hasta matarlos. El jardín de la casa se convierte en su sepulcro y yo lo convierto en mi cultivo de maíz.

Yo ya he perdido la cabeza, y aunque todas las pruebas apuntan contra mi, todos los asesinatos y accidentes que habia provocado en esta locura quedaron tan bien planeados, tan organizados y sincronizados que nadie podía comprobar ni mi locura ni mis asesinatos. Hoy vuelvo hacer Morton el escritor, me encuentro frente a mi maquina de escribir preparando la ejecución de mi nuevo libro mientras como de las mazorcas de mi jardín.


FIN

UN MOMETO Y UN LUGAR

Eran las 10 de la noche y Sofía decidió dejar la cruel tranquilidad de su hogar para salir a caminar, necesitaba reflexionar acerca de su vida. Era una joven viuda de 35 años y sus hijos crecían, tenía gran temor a quedarse sola. Camino por largo rato por la calle principal, las luces de neón cambiantes de un bar despertaron en ella los deseos de tomar un copa, algo que nunca había hecho sola.

El frío de la noche la llevo hacia ese lugar, tal vez tomar un trago y escuchar algo de música podría despejar un poco su mente. Al entrar al bar la asechaban algunas miradas de las personas que estaban allí dentro, parecía asustada, era una extraña en aquel lugar. Nerviosa se sentó en la barra del bar, justo frente al mesero y con una voz tímida pide una cerveza.

Pasaron 5 minutos para que el joven que atendía le pasara su bebida. Mientras que su tacón derecho golpeaba la madera de aquella barra, haciendo un llamado a las miradas que atendían sus inquietas piernas, sus ojos se distraen observando las actividades que realizaba aquel apuesto hombre, ya intimidado ante la presencia perturbante de aquella mujer. De repente el silencio se rompe con el estallido de una botella que se deja caer de las manos del mesero. Sofia deja ver una satírica sonrisa en su rostro y él le responde con otra nerviosa. La situación se vuelve cómplice para que el joven se decida a averiguar por la presencia de la mujer en aquel bar. Utilizando una frase que quizás podría ser obligada pero que no dejaba de ser habitual el le dice: - ¿Que hace una mujer tan bella en un lugar como éstos?. El anonimato estalla en preguntas y respuestas llevándolos a una amena conversación donde los dos parecían sentirse muy a gusto. El tiempo pasaba mientras se sorprenden cada vez más de las cosas que tienen en común, sin embargo, nunca hablaron de su situación sentimental.


Su nombre era Fabio, un joven clase media que decidió preguntar por algo que parece ser obligado en un hombre, la vida sentimental de Sofia. Ella se sintió intimidada y la cerveza que aun estaba media se acabo de un solo sorbo, se sintió atorada, nunca creyó que aquel comentario llegaría a afectar esa bonita charla. Fabio no insistió en su pregunta y decidió cambiar el tema, pero Sofia que quería aceptar la realidad y olvidar aquel pasado que no la dejaba iniciar una nueva vida, decidió contar que era viuda y que tenia dos hijos a los cuales amaba. La mujer sentía que el amor de sus hijos no era el suficiente y que muchas veces quizo intentar un romance con alguna persona, pero el recuerdo de su exesposo no se lo permitía.

Eran casi las 12 de la noche, el bar estaba a punto de cerrar, ellos seguían conversando pero Sofía no se animaba a devolver la pregunta y tampoco esta interesada en hacerlo. Ella con el calor de una copas en su cabeza se arriesgo a preguntar como una persona que llega a conocer tanta gente puede encontrarse sola. Una voz muy dulce se escuchaba muy cerca saludando a alguien, era Catalina, la prometida de Fabio, llegaba a recogerlo casi todas las noches.

Fabio respondió con un incomodo - ¡hola amor!- y un beso en su boca, la situación era muy inquietantante para Sofia y ante tanta tensión ella decide pedir la cuenta. El la mira a los ojos y se siente impotente al saber que ella se iba, el pasa una factura en la cartera de cobro, el valor de la cuenta eran de 40.000 mil pesos, ella coloco un billete de 50.000 mil y su numero telefónico anotado en un papel, sonríe y se despide.


Fabio discretamente guarda el papel bajo la caja registradora y sale del bar con su novia Catalina hacia su apartamento.

Ya habían pasado dos días después de aquella noche, y Fabio se preguntaba si algún día podria volver a ver aquella interesante mujer. El no podía dejar pasar tanto tiempo sin verla, saca el papel arrugado y húmedo que esta bajo la caja y decide llamarla.

La llamada deja a Sofia muy desconcertada, ella no imagino que esto pasaría, pensó en que esas cosas solo suceden una noche y quedan abandonadas en la ambiguedad de los recuerdos, sin embargo, sintió que tenia que arriesgarse y decide aceptar versen de nuevo en el bar.

Desde esa noche Fabio y Sofia solían arreglárselas para estar juntos, él trataba de evadir a su novia para cumplir las citas y ella se dedicaba a tener las cosas controladas en el hogar alejando a sus hijos de su emosionante secreto.

La relación comienza hacerse cada vez mas intensa. Ellos comienzan a verse regularmente dentro y fuera del bar. Había días en que Sofía llegaba sin aviso, pero a Fabio no le importaba. La picardía de él y la experiencia de ella lograban que Catalina ignorara por completo esta situación.

Un domingo en la noche, después de haber abandonado juntos un motel de la ciudad, la pareja se despide y cada uno para un taxi hacia su casa. Fabio llega al apartamento, se desviste y suena el timbre, era su novia que llegaba de sorpresa en compañía de una botella de vino para compartir una noche con la persona que ella amaba. Él la recibe como si nada hubiese pasado, hacen el amor y después Fabio decide tomar una ducha. Suena el celular, es un mensaje de texto la curiosidad de Catalina no da espera y decide violar la privacidad de su novio. Era un mensaje en el que Sofia agradecía los buenos momentos que hasta el momento habían pasado, incluso lo compartido esa misma noche.

Catalina parece enloquecer, se viste y sale del apartamento sin hacer reclamo. Fueron dos días en los que Catalina no daba señales de existencia, se hallaba inmersa en el alcohol para ahogar la pena que le había causado la burla de su novio.

Poco tiempo después Sofia visita el bar y Fabio le comenta lo que había sucedido, él quedo muy consternado por que no sabia nada de su novia, por otro lado, Catalina muy embriagada decide por fin visitar a Fabio para a reclamarle por lo sucedido.

El reloj marcaban las doce, el bar tenia que cerrarse, Catalina embrutecida en su auto acelera a fondo, no sabia lo que hacia. Fabio y Sofia salen del bar, cruzan la calle, las llantas de un auto refregadas en el asfalto lloran una tragedia y un fuerte golpe se deja sentir, los amantes son violentamente atropellados por la desaparición de Catalina.


No había nada que hacer, Fabio había muerto instantáneamente, Sofía fue llevada a un hospital donde la dictaminaron una cruel parálisis en sus piernas. Había quedado sometida de por vida a una silla de ruedas. Por su parte Catalina, una inocente culpable, tenia que pagar injustamente por algo que pareciera ser justo a los ojos de los demás, pero que también tenia un precio. Eran varios años en la cárcel los que tenía que pasar.
No se sabe cual es el culpable, quizás fue el deseo que se ensaño con tres personas que tenían una historia diferente, deseos distintos, pero un destino común que les daño sus vidas para siempre.






FIN.

miércoles, 30 de julio de 2008

NO SE SABE QUE ES......

Hoy la vida deja ver las dificultades que acarrea el afán de vivirla. Los anhelos de ganarle la carrera al tiempo se ven esquebrajados. Pierden importancia, se rinden ante la irrealidad y se pierden en el inmenso espacio de las circunstancias. Lo que pretendemos nunca es claro. Quizás sea culpa de la inestabilidad de la naturaleza y del hombre ligada a ella; a lo inexplicable, lo incomprensible, lo impredecible. No soy lo que hasta hace poco quería ser. Seré algo jamas nunca imaginado. La voluntad de un amanecer inesperado. El despertar con la suerte de mi lado. Las huellas de un sendero desgraciado.

Hoy es uno de esos días. De los que se esperan con ansiedad para estrellarse desconcertado. Aquello que se veía fácil para hacerlo parte del juego, se convirtió en el jugador. Somos las piezas de un juego propuesto por nuestra propia inocencia. Por la inconsciencia. No sabemos si lo que tenemos lo queremos en realidad. Somos encontrados para después ser abandonados. No por aquellos que vemos como verdugos, sino por la razón vencida en la batalla de las equivocaciones.


Julio 30 de 2008

viernes, 13 de junio de 2008

TODOS LOS LUGARES PUEDEN SER EQUIVOCADOS

Israel despierta, nunca se hubiera imaginado que aquella mañana soleada, en su primer día de universidad, su metódica vida le cambiarla para siempre. Esa mañana, su madre, una mujer muy activa y apasionada por el trabajo, estaba un poco retardada para servir el desayuno a su hijo. Aquella mujer era una madre soltera heredera de una fortuna por parte de su padre y una considerable pensión que le dejo su marido al morir. Ella no lograba perder el amor al dinero. Israel un poco ansioso, como perro esperando que le tiren la pelota, come de lo que deja su madre en el horno, va al garaje, prende su moto y emprende camino hacia los que serian sus próximos cinco años de estudio.

Por el camino va idealizando todo aquello que puede suceder en una universidad que pintaba ser tan atractiva en todo sentido. Era un establecimiento educativo de alto nivel y con un costo elevado. Accesible a jóvenes de clase alta como Israel.

Al llegar a la universidad se encuentra con más de lo que había imaginado. Era una bomba de impresiones masivas representadas en la multitud de jóvenes a su alrededor. Buscando entre las guías que lo llevarían a su primera clase, escucha una voz. – Encontrar un salón en esta universidad es casi imposible, pareces estar más perdido que ilegal en New York -. La mirada de Israel atiende a aquella intrépida voz. Era una mujer muy particular. A pesar de que la apariencia de Israel dejaba ver a un joven muy descomplicado para su clase social; jeans, converts, camiseta negras, cabello alborotado, gafas de marco negro y mirada curiosa, aquella mujer lo hacia sentir en un estado de confianza excesiva que lo confundía.

- He estado aquí antes y creo saber donde queda esa jaula-. Dijo la joven en tono burlesco. Israel siente que lo agarran de la mano y se deja llevar por esta mujer, como sol que se roba el día. El joven que siempre creía tener todo bajo control, se siente inseguro y vulnerable mientras pregunta el nombre de la interesante raptora. - Silvia, ese es mi nombre pero suelen decirme Cintia, como la niña mala. Responde sonriendo sin mirarlo a la cara.

Es aquí. Esta es el aula de los futuros ingenieros. Ella suelta su mano y caminando de medio lado como quien no se quiere ir, sonríe despiadada, sonríe desinteresada, sonríe dejándolo parado frente aquel inmenso salón de pisos negros, como la oscuridad bajo los pies y de sillas acolchonadas.
De las veinticinco personas que se presentaron aquella mañana, Israel no recuerda el nombre de ninguna. Ni siquiera supo cual fue la primera clase a la que asistió. El no podía dejar de pensar en esa intrépida mujer que se acerco antes de que él lo hiciera; puso en duda su arrolladora personalidad.

Era un nuevo día e Israel ansiaba llegar a la universidad con la ilusión puesta en volver a ver aquella joven. Camina por los desdichados pasillos que comunican las aulas. Llega tarde a clase y en la última silla de la primera fila, sus ojos no disimulan ver la agradable sorpresa. Ella seria su compañera de clase.
La mira, agacha la cabeza y se sienta muy lejos de ella. No la miraba pero podía escucharla sonreír. Aquella risa que lo contagiaba de incertidumbre y ganas de tenerla cerca. Israel se sentía cada vez mas conmocionado de sentir tantas sensaciones por una mujer que apenas conocía. El no era un hombre experto en asuntos de mujeres pero le sobraba sentido común para entender que algo así no podía estar pasando.

Al salir de la clase esa voz vuelve a decir su nombre. Lo saluda y sin preámbulos lo invita a un café. El acepta y le hace saber el agrado que le causa el que ella estuviese en su grupo. Ella le devuelve el gesto y sentados en la cafetería él comienza a indagar sobre su vida. Cintia desbordaba en personalidad e intercambiaban aspectos de su vida. Ella vivía sola en un apartamento de la ciudad lejos de su familia pero con muchas ganas de vivir. Los padres de aquella joven viajaban de país en país, derrochando el dinero como lo hacen los ricos cuando no saben que hacer con el. No le faltaba nada aparte del cariño de sus padres.

Cada día la relación de estos dos jóvenes se hacia mas intensa. Las visitas al apartamento de Cintia se hacían constantes. Besos, sexo y compañía hicieron inevitable que surgiera una relación.

Fumar un cigarrillo después de hacer el amor, era una practica innata en Israel. Ella va a la ducha, el se queda en la cama, saca un cigarrillo, pero ha perdido su encendedor. Busca en sus pantalones, en su camisa y en la mesa de noche, lo encuentra pero también encuentra la desdicha.

Dos papeletas de heroína se dejan caer de un sobre de carta y la incertidumbre del enamorado no da espera. En ese momento Israel pudo responder a todas a aquellas preguntas que le generaban las concurridas ausencias de su novia. Era un fin de semana y el joven prefirió quedar en un silencio amargoso y preocupante antes de decidirse a pedir una explicación.

Una noche la pareja se encontraba en la casa de Cintia adelantando estudios. Israel recibe una llamada de su madre, pidiéndole que la recoja, pues había quedado varada en medio de la oscuridad de la carretera. El le comenta lo que sucede a Cintia y le dice que es posible que se demore resolviendo este problema y que quizás no volvería. Al llegar donde se encontraba su madre ve una grúa remolcándole el carro y a ella subiéndose a un taxi. Israel, sulfurado por la perdida de tiempo, da vuelta en su moto y se regresa al apartamento de su novia.

Abre la puerta y presencia el momento más desagradable de su vida. Ella estrangulaba su brazo izquierdo y sus ojos se perdían en el tiempo mientras el éxtasis de lo inexplicable se paseaba por sus venas. El joven entra en un estado de furia, le arrebata la jeringa a Cintia y la golpea en la cara. Ella, en un estado inhibitorio de su irrealidad, sonríe. Él se quedo mirándola aunque no sabia que veía. Era el desarraigo de un alma y la estática de un cuerpo que solo reflejaba soledad. Casi desmayada es alzada por su novio. Él descarga en la cama un cuerpo inerte, se sienta a un lado de ella y jala su cabello como queriéndose arrancar todas las imágenes que atormentaban su cabeza.
Se levanta, agarra su chaqueta y las llaves de la moto. Era media noche, el acelerador a fondo y un hombre enloquecido por una mujer emprende camino hacia ningún lugar. El frió de la noche golpeaba su cara y la situación por la que pasaba su enamorada golpeaba su corazón. La velocidad aumentaba a medida que recordaba cada vez mas aquel momento. Israel no podía creer que esa persona que una vez llego a su vida para darle un sentido propio a su concepto de amor, destrozaba su propia existencia en un camino que había tomado y que quizás no tendría boleto de regreso.

El carril contrario. Una intoxicación. Dos bombillas altas y un estruendoso pitar. Una convulsión. Un choque mortal. Una sobredosis. Eran la una de la madrugada y el teléfono de una madre suena. Una mujer que apenas sabia que tenia un hijo porque el dinero no se lo dejaba recordar. Por que el dinero fue el que se encargo de criárselo.

La noticia la deja perpleja. El teléfono queda descolgado y la mujer enciende uno de sus lujosos autos para enfrentar su desgracia. Al llegar al sitio encuentra un hijo casi destrozado. Las lágrimas silenciosas e impotentes caen sobre el cuerpo del joven. Ahora ella podría comprender el varadero sentido de la soledad.

Entre la tristeza y el dolor se oye el timbre de un celular. Una joven es encontrada muerta por una sobredosis de heroína y el único teléfono que se pudo encontrar para dar aviso, fue el de su novio. Algún día sus padres regresarían de su viaje por el mundo para reclamar el cuerpo de su hija. La madre se da cuenta que era la joven que había acompañado a su hijo por un largo tiempo. La joven que quizás conocía más a Israel que su propia madre. Esa adolescente que veía de vez en cuando acompañada de un personaje que se le hacia cercano a ella.

Era la muerte de dos jóvenes, Israel y su novia Cintia. Ellos tenían ganas de hacer muchas cosas, pero estaban seguros de muy pocas. Sabían que algún día, en algún lugar, encontrarían a alguien que los haría sentir diferentes, que los alejaría de su vida vacía. Pero eran dos jóvenes como muchos que hay por ahí, buscando una dirección en la vida, estando en el lugar equivocado.
FIN

viernes, 16 de mayo de 2008

TONTICIENTA

Erase una vez una joven que vivía con su padre en una gran mansión. Esto no quería decir que este señor fuera millonario, su trabajo tan solo le alcanzaba para sostener tan lujoso hogar. En esta casa vivían la joven Tonticienta y su padre. La esposa del dueño de casa había muerte al dar a luz a su única hija, lo que despertaba en el padre una inmensas ganas de hacerse a una compañía femenina después de casi dieciocho años de abstinencia. Pero no pasó mucho tiempo para que esto cambiara y los deseos de don Abstenio si hicieran realidad con la llegada a la mansión de una muy bien proporcionada compañera. Pero ésta nueva ama de casa no vendría sola, aquella mujer traía consigo dos retoñitos bastante desordenados. La madrastra de Tonticienta era una señora muy alborotada y las dos hijas no se diferenciaban mucho de su madre. No se sabía cual de las tres era la peor.

A pesar de que el padre de Tonticienta la estaba pasando muy bien con su nueva mujer, no se podía decir lo mismo su hija. Sus hermanastras que ya eran bien recorridas, hablaban todo el tiempo de sus citas con amigos y de lo mucho que se divertían cada fin de semana en los peores sitios de rumba de la ciudad. Tonticienta, por ser única hija, no tenía muchas amistades y, por el contrario, se la pasaba durmiendo y viendo televisión todo el tiempo. El estudio nunca fue su fuerte, cursar primaria fue una de sus grandes hazañas y a pesar de que su padre le insistió bastante para que retomara los estudios, Ella prefirió quedarse en la casa desempeñando las labores de una cachifla.

Una mañana llego a la mansión una carta que contenía un mensaje trágico. El padre de Tonticienta, que poseía la misma inteligencia que le había heredado a su hija, se había ido a uno de sus viajes de trabajo sin ajustar los frenos de su carro. A más de doscientos kilómetros de su casa fue recibido por lo profundo de un precipicio, quedando regocijado entre las piedras, el carro y el agua de rió.

Nadie imagina lo que sufrió Tonticienta. Pero tampoco exageremos, su dolor duro hasta que el abogado de la familia, a los dos días de la muerte de su padre, le leyó el testamento. Su padre había estipulado que se le dejara la pensión a su hija, pero que la casa debería quedar en posesión de la que fue su tan entretenida mujer. A Tonticienta esto no le importo mucho, la verdad fue que desde ese momento, ella se soñaba deambulando en almacenes de ropa y sitios de diversión, gastando el dinero que su padre le había dejado y olvidando los consejos que él, con sus pobres conocimientos le había heredado.

No paso mucho tiempo para que la ansiosa Tonticienta se alzara la bata. Su nueva madrastra se portaba muy bien con la joven. Desde la muerte del viejo, Tonticienta podía hacer todo lo que se le diera la gana, siempre y cuando, una parte de su pensión fuera donada para los gastos de la casa. En palabras más simples, la vieja la puso a pagar arriendo en el que había sido su propio hogar. Con el tiempo, sus hermanastras, que antes la ignoraban, pues Tonticienta les parecía muy aburridora, se sentían atraídas por la forma en que la pobre alma sin rumbo gastaba su dinero en ropa de marca y joyas costosas. A estas interesadas no les importaba pegársele a Tonticienta a todas partes, con tal de que ella gastara su dinero consintiéndole sus caprichos, convencida del gran cariño de sus hermanastras. Una cosa si hay que decir, Tonticienta podía ser todo lo tonta que se quiera, pero lo que le faltaba en inteligencia le sobraba en belleza. A las hermanastras no les importaba gotereársela y convertirse en su sombra, así los hombres no le quitaran el ojo de encima a Tonticienta cuando las tres paseaban por las calles. Tonticienta estaba muy bien dotada, sus atributos físicos hacían que los hombres perdieran el control de su rumbo ante tan exuberantes curvas. Ella no había conseguido novio, no por que no quisiera, sino por que el estar encerrada en su casa como un murciélago comiendo y durmiendo cual zángana, no le permitía contemplar otras posibilidades.


Un día, comenzó a correr en el barrio un rumor que fue confirmado más adelante por las hermanastras de Tonticienta. El tumba locas de la localidad celebraría una fiesta en la que las mujeres más deliciosas de la ciudad tenían que asistir. Aquel vago de barrio se refugió en las excusa de su venteabo cumpleaños para que sus padres se gastaran una buena suma de dinero en su desenfrenado carnaval. Se haría una rumba como todas las que se arman en los barrios de clase media, donde la juventud se vuelve un ocho en una sola noche. Una noche en la que salen a la luz las mujeres más bandidas del barrio, los hombres que más botellas bebieron y los comentarios de los abuelos que más se trasnocharon a causa de los estruendos de un bajo que retumba en las ventanas hasta casi hacer estallar los vidrios.

Muy entusiasmadas, las hermanastras le comentan Tonticienta del acontecimiento que se avecina diciéndole, de manera un poco hipócrita que ella debería asistir. -Serás la sensación de la fiesta Tonticienta, lo mas seguro es que el anfitrión se fije en ti-. Decían en tono burlón. La verdadera razón por la que Tonticienta debería asistir, era que sin ella y el regalo, que tenia que comprar, las probabilidades de que este par de conchudas se colaran en la rumba eran muy pocas. Pues las pobres tenían serios problemas de dinero y también algunos inconvenientes con su belleza.

Tonticienta acepto inmediatamente la propuesta. Sin que sus hermanas se lo pidieran, ella se ofreció a comprar el regalo para esa noche y por si fuera poco puso a estrenar vestidos que no resultaron tan baratos para el bolsillo de la pobre. El vestido de Tonticienta fue escogido con ayuda de sus hermanas, lo que quiere decir que los escotes serian el furor de la noche.

Tonticienta llego con sus hermanas a la fiesta y fueron recibidas por el anfitrión quien había quedado encantado con los atributos de aquella bella mujer. Desde el momento en que se inicio la rumba todos los hombres miraban a Tonticienta como si fuera el pastel de la fiesta con la diferencia de que no todos pudrían probar la crema. El organizador de la fiesta estaba acechado por todas la mujeres que él había invitado, sin embargo el no podía dejar de mirarle a Tonticienta todo lo que traía debajo de ese vestido.


La inexperta joven por su parte, se divertía bailando con todos los hombres que se sentaban alrededor de ella, sintiéndose enaltecidos por su compañía. Las hermanastras se conformaban bailando regueton las dos solas, desparchadas, desmotivadas; pues ningún joven de la fiesta se sentía atraído por dos mujeres que tenían apariencia de siamesas aunque no lo fueran.

Con el transcurrir de la noche la joven Tonticienta se sentía cada vez mas incomoda con su vestido. Ella pensaba que el traje que le había costado una buena suma de dinero tenia algo de desagradable. Se preguntaba como cada vez que un hombre la sacaba a bailar, éstos sudaban y se ponían muy tensos, ella tenía la sensación de que la querían despojar de su vestido.

Hubo un momento en que la música se suspendió en la fiesta a causa de un CD pirata que había colocado el DJ, Tontincienta aprovecho el momento para sentarse y acomodarse la cura que tenia en su pie derecho a causa de los nuevos zapatos que le estaban provocando una laceración muy desagradable.
La música se reinicia y suena una canción, un clásico de esos aburridores que a veces colocan en las fiestas pero que a Tonticienta le traían muy buenos recuerdos de su niñez, era la canción de Las Divinas.

De repente, ella escucha la voz de un joven que la invita a bailar, levanta su cabeza y muestra las ganas. Era el hombre de sus sueños, era el típico caribonito, era el mejor amigo del anfitrión, era igual que su amigo, era una porquería. La pobre tonta olvida el dolor que le provocaba el pus que salía de su pie y sale a bailar como si la fiesta apenas comenzara. Este hombre comienza a mostrarse ante su presa como el más inocente de los adolescentes, amable, sufrido e inexperto. Bailaban canción tras canción, mientras el dueño de la fiesta planeaba la forma de arrebatarle la comida a su amigo. Se miraban y conversaban mientras que las hermanastras de Tonticienta la dejaban tirada, desilusionadas por la mala suerte de la noche. La gente seguía bailando mientras este hombre le empacaba tragos a Tonticienta cual si estuviera llenando los tanques de su casa.

Al finalizar la fiesta y con Tonticienta más prendida que siete para amanecer ocho, el hombre se ofrece a llevarla a su casa. Eran las cuatro de la mañana y había muy pocas probabilidades de que una madrastra le abriera a una borracha a esas horas. El garozo le aconseja a Tonticienta que se quede en su apartamento, pues en su cama había suficiente espacio y así no tendría ningún inconveniente en su casa. Entre palabras innecesarias como, -no por que me da pena-, -que pensara la gente de mí- y todas las que se le parecen, la joven finalmente decide aceptar la propuesta del tipo.

Tragos iban y venían, el hombre que comienza a mostrar el cobre y Tonticienta que se entrega como guerrillero acogiéndose a la ley de justicia y paz. Para que describir todo lo que paso esa noche si ya sabemos que Tonticienta y el tipo se la pasaron muy bien. A la mañana siguiente y con el pudor recién levantado la joven se viste y deja el amor de su vida tirado en su cama con la impresión de que este hombre hubiera estado trabajando en turno de noche.



Tonticienta llega muy temprano a su casa, a eso de las 7.00 de a mañana mientras las tres marmotas que viven con ellas aun se encuentran roncando. Ella se cuestiona los comportamientos de la noche anterior, sin embargo no le da más largas al asunto y queda profunda en su cama, por que nada como dormir en su propia cama después de haberse quedado fuera de la casa.

El tiempo fue transcurriendo normalmente y aunque esa noche tanto Tonticienta como su galán se habían tomado las placas (números telefónicos) ella todavía se preguntaba por que el nunca le contestaba las llamadas que ella le hacia. A pesar de que insistió por un tiempo nunca logro que él le contestara, así que se dio por vencida y de paso burlada.

Unos meces después de tan desenfrenado carnaval, Tonticienta se comienza ver afectada por unos mareos muy extraños y se preguntaba por que el semáforo no se le ponía en rojo. Su retraso se hacia cada vez mas largo y como nunca tuvo mama ni estudio para entender lo que le estaba pasando ella seguía su vida. Se preguntaba como ella, que últimamente había perdido el apetito podía estar tan barrigona.

Un día la madrastra se acerco a Tonticienta impulsada por algunos remordimientos que hacían remembranza de las experiencias de su pasado y le pregunto a la joven por sus extraños síntomas. La pobre, ignorante de lo que se le avecinaba no tenia ni idea de su estado y entre interrogantes y cuestionamientos de la vieja experta, ésta pudo intuir lo que estaba pasando.
- Mañana iremos a un lugar donde nos dirán que es lo que sucede contigo-. Dijo la madrastra de Tonticienta. Efectivamente las sospechas de esta señora se hicieron ciertas, la pobre Tonticienta irrumpió en llanto ante la trágica y confusa noticia que el medico le había dado. Tenía casi cuatro meses de embarazo.

- A lo hecho pecho peladita o quien la mando a que se pusiera abrirle las piernas al primer abeja que se le atravesara-. Dijo la vieja. Algo le decía a Tonticienta que las palabras de esa mujer tenían mucho que ver con el pasado de sus dos hijas. Sin embargo la joven se armo de valor y en compañía de su antecesora se fueron a buscar al paciente que había provocado el daño. No para que se casara con ella, por que ellas ya sabían que eso iba a pasar, si no para que el hombre se fuera bajando de la cuota mensual a la que estaba obligado a pasarle a la joven, sino quería ser él el abusado en la cárcel y no precisamente por una mujer.

Pero que mal le fue a Tonticienta en este cuento. El tipo había desaparecido del mapa sin dejar ningún tipo de rastro. La impotencia y la desesperación de una mujer que se halla en ésta situación, es muy difícil de que sea comprendida por un hombre que se acerca a ellas con todas las intenciones del mundo menos que por amor. La inexperiencia de Tonticienta no le permitió tener en cuenta este hecho y ahora su vida estará destinada a la crianza de un niño cuando ni siquiera ella se a aprendido a conocer como persona.

Pero todo en la vida de Tonticienta no podía ser malo. Aquella vieja que un día había llegado a su casa para hacer sentir muy bien a su padre y también para quedarse con su casa, dejo ver su pasado. La madrastra de tonticienta se veía reflejada en aquella joven mujer que un día fue engañada y también un poco alborotada y desenfrenada, lo suficiente, como para que se aprovecharan de ella. Tonticienta se convirtió en una hija más para la vieja y aquel niño que venia en camino seria su primer nieto varón. Si Tonticienta no movía un dedo en la casa y solo se la pasaba comiendo y durmiendo, imagínensela en los nueve meses que duro embarazada. Era un parásito.

Aunque las hermanastras de Tonticienta en el fondo veían este hecho como aquella pequeña espinita que se pudieron sacar por la nefasta noche que pasaron, ellas aprendieron a aceptar a Tonticienta y a su hijo como de su alocada familia. No les preocupaba que Tonticienta no trabajara, la pensión que tenia la pobre las hacia sentir un poco tranquilas frente a los gastos que se avecinaban.

Entre discusiones y algunas fiestas que de vez en cuando organizaban en su casa, estas cuatro mujeres aprendieron a vivir y ayudarse entre ellas. Esa solidaridad femenina que siempre ha existido entre mujeres en los momentos más difíciles, así después se estén criticando hasta la ropa que se ponen. Quizás Tonticienta algún día consiga marrano, o quizás se vengue de los hombres o tal vez se quede como madre soltera. Lo único que si se sabe es que ella aprendió. Que los buenos no siempre son buenos y los malos no siempre quieren hacerte daño.









FIN

viernes, 2 de mayo de 2008

EL DEFENSOR DEL ORDEN

Una persona inmersa en el perfeccionismo, no soportaba los cambios de ningún tipo, al entrar a su casa se podía ver un ambiente desesperadamente limpio, todo era tan perfectamente ordenado que el solo hecho de sentarse en una silla te hacia sentir sucio, no lograbas ningún tipo de inadaptación, su ropa era perfectamente ordenada, de la mas vieja hasta la que aun se le sentía el olor del almacén, los colores que usaba no eran tan diversos en el closet solo podías ver el blanco el negro, sin embargo todo era totalmente calculado, el espacio entre estos dos colores, las prendas sobrepuestas dedicadamente, nunca se supo donde estaba la ropa sucia no se sabe si se permitia volverla a usar. No se puede estrechar su mano para saludarlo, no quería imaginarlo buscando escuzas para irselas a lavar. Mas de cinco años frecuentando su casa, era como el cielo, todo era blanco paredes, pisos, muebles, las luces. Desde que lo conozco nunca pude ver las cosas moverse de su sitio, era como si desde siempre hubieran estado allí, arraigadas al suelo y quizás también temerosas al cambio.

Nada en lo que el pueda estar involucrado podrá salir como se desea si no es inspeccionado minuciosamente, "las cosas nunca salen como quieres si tu mismo no las haces" dice, mientras sus ojos revoloteaban por toda la casa como tratando de buscar algo que debe ser devuelto a su lugar. El ángulo de noventa grados que formaban su muebles, la cama ubicada exactamente en el centro del cuarto, sin hablar del plano horizonte blanco de sus sabanas. No se puede hablar de su trabajo, hace cinco años que no lo tiene, un ingeniero civil se vio forzado a abandonar su sueño por una demolición mal planeada que permitio que un escombro destrozara su pie derecho. Un seguro pagara su vida, pero no se la devolvera.

Recuerdo ese primer día en que fui contratado para servirle, al llegar a su casa vi aquel anciano con gabán y boina negra tratando de abrir la reja de su casa mientras la espesa lluvia caía sobre él, las tres llaves del mismo color y de la misma marca no le permitían distinguir cual de ellas le salvaria del aguacero que lo acechaba. Déjeme ayudarle le dije, pero como las cosas tenían su orden, primero había que preguntar quien es usted, como se llama, por que se acerca a mi sin conocerme, que le hace pensar que yo le daría las llaves de mi casa.... soy la persona recomendada para colaborarle en su casa, le digo mientras deja caer las llaves de sus manos arrugadas y engarrotadas por la lluvia. Tuve suerte al intentar con la primera llave que utilice, por que esta seria la que abriría la puerta. Escampamos en el corredor de su casa y volvió y pregunto mi nombre. Después de unos minutos de ver como caía la lluvia dijo: hoy es un día fatal para mi, llego tarde a mi cita medica para que me digan que las terapias que con las que me han torturado tanto tiempo no lograran que camine bien de nuevo y ahora esta lluvia refregandome en la cara mi desgracia. Deberíamos de entrar a la casa, hace frió y depronto se acrecienta su desgracia, le dije. Al escuchar las imprudencias que salían de mi boca pensaba en que tan poco habría de durar mi trabajo. Pensé, no creo que haberle hecho los mandados al viejo hubiera sido tan difícil. Entonces el me pasa otro juego de tres llaves y me dice en forma sarcástica, espero que con estas tenga la misma suerte que con las primeras.

Ya son cinco años de hacer mandados, y aunque a aun me pregunte el por que lo único negro que usaba era su ropa y que pudo ser de su pasado, siento que desde el primer día de mi trabajo, un anciano me demostró que la edad no borra los sueños y que las ganas de vivir se comparte con aquellos seres que respiran tu mismo aire.